Missionary Pentecostal Church

 

Cuando la Aflicción Parece mas Grande que la Bendición

Una Expectativa Común

Cuando llegamos a los pies de Cristo, muchos pensamos que todo lo malo desaparecerá, que no volveremos a enfrentar tormentos ni problemas. Sin embargo, la Palabra de Dios nos advierte que esto no será así. Jesús mismo dijo en Juan 16:33:

“Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.”

Esta poderosa declaración nos da un adelanto de lo que enfrentaremos aun siendo salvos: paz en Cristo, pero también aflicción en el mundo.

¿Por Qué Aún Hay Problemas Si Seguimos a Dios?

Una persona que no conocía a Cristo una vez me preguntó:
“¿Por qué, si Dios es justo y todopoderoso, los cristianos aún tienen problemas?”

Es una pregunta que muchos se hacen. Creen que seguir a Cristo es estar exento de pruebas. Pero Jesús fue claro:

“En el mundo tendréis aflicción.”

Todos enfrentamos el día a día: trabajo, cuentas, enfermedades, pérdidas. Y en esos momentos, quienes no conocen a Dios nos cuestionan, como lo dice David en el Salmo 42:3:

“Fueron mis lágrimas mi pan de día y de noche, mientras me dicen todos los días: ¿Dónde está tu Dios?”

Recordando la Meta: Una Corona Incorruptible

Cuando la aflicción parece más abundante que la bendición, debemos recordar que no luchamos por algo terrenal, sino eterno. Pablo lo expresa en 1 Corintios 9:25:

“Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible.”

Nuestra mirada debe estar en lo venidero, en la promesa celestial, en esa corona de vida que recibiremos del mismo Jesús:

“En lo poco fuiste fiel, en lo mucho te pondré; entra en el gozo de tu Señor.”

La Realidad del Evangelio Verdadero

Dios nunca prometió una vida sin luchas. El evangelio moderno muchas veces enseña que todo será victoria, pero Jesús también habló de aflicción. Él dijo que no debemos preocuparnos por el mañana, que Dios cuida incluso a las aves, y que jamás nos desampararía. Sin embargo, también nos advirtió que tenemos un enemigo:

“Vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar.”
(1 Pedro 5:8)

Además, luchamos contra nuestra propia carne. Pablo mismo dijo en Romanos 7:19-20:

“Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago… el pecado que mora en mí.”

Pero Jesús nos da esperanza:

“Confiad, yo he vencido al mundo.”

¿Aflicción o Desobediencia?

A veces atribuimos nuestras aflicciones al enemigo, pero en realidad somos nosotros quienes actuamos sin consultar a Dios, sin obedecer su dirección. No todo sufrimiento es por la causa de Cristo; a veces, es consecuencia de nuestras decisiones.

La Verdadera Bendición

La bendición de Dios no siempre es material. La paz en tu hogar, el alimento en tu mesa, la fortaleza en medio de la prueba, eso también es bendición. Cuando pasaste por la aflicción y no caíste, cuando Dios cerró tus oídos ante las críticas y te sostuvo, ahí estaba la verdadera bendición.

El gozo y la paz que da Dios no se compran con dinero. Hay una gran diferencia entre el evangelio bíblico y el mensaje materialista de hoy, donde se confunde prosperidad con espiritualidad.

El Contraste de Hoy

Hoy, algunos dicen estar “bajo ataque” por recibir críticas en redes sociales, mientras en otras partes del mundo hay misioneros muriendo por predicar el evangelio. ¡Qué contraste tan triste!

Hay siervos que dan su vida en silencio, en países hostiles, ganando almas para Cristo, mientras otros lloran por “likes”. La realidad es que la aflicción forma y moldea al creyente, y es ahí donde vemos la poderosa mano de Dios.

Dios También Procesa, No Solo Promete

Cuando Lázaro murió, muchos dijeron:

“¿No podía este, que abrió los ojos al ciego, haber hecho también que Lázaro no muriera?”
(Juan 11:37)

Muchos hoy preguntan lo mismo. Quieren al Dios que promete, pero no al Dios que procesa. Quieren la bendición, sin el proceso.

La Mayor Bendición: Cristo

Aceptar a Cristo es la mayor bendición que puede recibir el ser humano. Nada la supera. Y aunque venga el día malo —porque la Biblia dice que vendrá— Dios estará contigo, guardando tu vida de las garras del enemigo.

Pastor Emilio Pereira

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