Construyendo una Familia para Cristo
El Diseño de Dios para la Familia
La Biblia declara en Génesis 2:24:
“Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne”.
Desde el principio, Dios instituyó la familia con Adán y Eva como la primera pareja. Este modelo divino establece que la familia no es una idea humana, sino un diseño creado por el mismo Creador. La palabra “familia” proviene del latín familia, que originalmente se refería al conjunto de personas bajo la autoridad del pater familias, incluyendo esposa, hijos y sirvientes. Hoy, entendemos familia como un grupo de personas unidas por lazos de sangre, matrimonio o adopción, que conviven o mantienen vínculos afectivos profundos.
Enseñando a Nuestros Hijos en el Camino del Señor
Deuteronomio 6:6-7 nos instruye:
“Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos…”
En mi experiencia personal, el llamado de Dios a una familia no cristiana muchas veces comienza con uno de sus miembros: puede ser el esposo, la esposa o incluso un hijo. Luego, se cumple la promesa de Hechos 16:31:
“Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa.”
A veces, nos enfocamos demasiado en nuestro propio “llamado” o “ministerio”, y olvidamos lo primero: ganar nuestra propia casa para Cristo. Como Pablo le dijo a Timoteo:
“Pues el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?” (1 Timoteo 3:5)
Muchos caminan en la Iglesia por años, y a nunca han podido ganar a su familia para Cristo.
Nuestro deber como padres es guiar a nuestros hijos hacia Cristo, repetirles sus enseñanzas, traspasarles el amor de Dios, y que vean en nosotros el reflejo de Cristo. Proverbios 22:6 dice:
“Instruye al niño en su camino, Y aun cuando fuere viejo no se apartará de él.”
Recuerdo que cuando buscábamos escuela para nuestra hija, después de mudarnos varias veces en EE.UU., le dijimos: “Ayúdanos a orar por tu escuela”. Al poco tiempo, Dios le mostró en oración dónde debía estudiar. ¡Gloria a Dios, porque fue de gran bendición! Ahora ella sabe que Dios responde oraciones sinceras, !que hermoso es tener la fe de un niño!.
La Bendición de Dios en Cada Miembro del Hogar
Cada miembro de la familia tiene un rol esencial. Efesios 5:22-25 define los roles del esposo y la esposa, y Efesios 6:1-4 aborda la relación entre padres e hijos.
Cuando descuidamos la salud espiritual del hogar, y priorizamos lo material, lo superficial o lo mundano, abrimos una brecha que el enemigo sabe aprovechar. ¡Cuidar de nuestro hogar es una bendición y una responsabilidad!
Dios llamó al hombre a proteger y proveer a su familia. 1 Timoteo 5:8 nos advierte:
“Porque si alguno no provee para los suyos, y mayormente para los de su casa, ha negado la fe, y es peor que un incrédulo.”
Muchos hoy afirman estar bendecidos por Dios por tener riquezas, mientras su familia se desmorona espiritualmente. Hijos de cristianos crecen en amargura, depresión, sin perdón ni prioridad por Dios. Viven con un evangelio como carga, y sueñan solo con dinero para cumplir deseos personales, porque nunca se les guió con valores espirituales. El sacerdote del hogar nunca comprendió que el verdadero bienestar no era material, sino espiritual.
El Rol Vital de la Esposa en el Hogar y el Ministerio
La esposa es columna en el hogar y una ayuda idónea para el ministerio. He tenido momentos en que sentí que las fuerzas me faltaban, pero ahí estuvo mi esposa con hermosa sonrisa y su fe, afirmándome. Y cuando ella necesita apoyo, yo también estoy para responder a su llamado. En la vida cristiana nadie puede decir: “no te necesito”.
Mientras trabajo para sostener mi hogar y ministerio, mi esposa es un pilar firme, cuidando y guiando a nuestra hija. Ella está salvando a nuestra hija (nótese que digo “salvando”), guiándola a Cristo.
Proverbios 31:11 se expresa así también de la mujer:
“El corazón de su marido está en ella confiado, Y no carecerá de ganancias.”
Esposas guiadas por Dios y firmes en la Fe, saben cómo administrar lo mucho o lo poco que haya en casa, y nosotros como maridos estamos confiados, porque con su prudencia y sabiduría hacen que el hogar sea un lugar hermoso donde cobijarnos, no importando si vivimos en una casa pequeña o grande, con comodidades o no, su amor y calidez transforman un lugar físico en un verdadero hogar donde la familia espera el momento para reunirse.
Edificando un Hogar Sólido en Cristo
La edificación del hogar es un proceso que requiere paciencia, sabiduría y dirección divina. Aquellos que buscan avanzar rápido, solo por ver a otros progresar, corren el riesgo de construir sobre arena en vez de sobre la roca que es Cristo.
Un hogar cimentado en Cristo puede soportar pruebas, y cuando digas: “de esta no salgo”, Dios extiende su mano y muestra una salida que nunca imaginaste. En días difíciles, podemos cometer errores pensando que hacemos lo mejor para nuestra familia, pero luego reconocemos: “Señor, debí esperar en ti, ya lo tenías bajo control…”
Cada miembro de la familia contribuye a esta edificación. Si entregamos nuestra casa al Señor, Él será el Arquitecto, y nosotros sus obreros.
“Si Jehová no edificare la casa, En vano trabajan los que la edifican…” (Salmo 127:1)
Que el Señor te bendiga a ti y a tu casa. Construyamos juntos una familia para Cristo.
Pastor Emilio Pereira